En Montaña Palentina llevamos tiempo haciéndonos la misma pregunta
La incertidumbre es algo propio de la naturaleza humana. No sabemos qué ocurrirá. Por eso inventamos los caminos. En Montaña Palentina sabemos que no siempre son visibles. A veces son hilos extraños que te unen con lo importante sin apenas darte cuenta.
Nuestros pasos pueden ser delicados o rotundos, decididos o erráticos, meditados o impulsivos. Hay tantas formas de afrontar un camino como personas dispuestas a hacerlo.
Algunos caminos son una marca indeleble en el paisaje. Son fáciles y cómodos de recorrer. Hay señales que nos advierten, que nos indican y hacen que seguirlos sea sencillo. Caminos que sirven para llegar a un destino deseado que nos exigen solo guiarnos por el sentido común y la prudencia más elemental.
Otros son más tenues. Se pegan al paisaje pero son más frágiles y no siempre están abiertos. Requieren de nosotros que estemos atentos. A veces nos llevan a sitios inesperados, pero los seguimos confiados en quienes los abrieron para nosostros.
Algunos nos abren el horizonte. Son una promesa constante de cosas por descubrir. Las marcas desaparecen, las señales se esconden para quienes llevan prisa. A medida que el caminante toma decisiones se confunde cada vez más con el camino que pretende recorrer
No importa la naturaleza del camino. Encontraremos un refugio en los lugares más insospechados. Siempre hay momentos para el descanso, para el encuentro. En un mundo de prisas y urgencias a veces se pierde el sentido de la pausa como una forma de avanzar.
Si lo recorremos en solitario, puede convertirse en un viaje interior en el que experimentaremos una ancestral sensación de unión con la naturaleza que nos rodea. Si lo hacemos con otros, disfrutaremos del contacto humano en su versión más inusual en estos tiempos de querencias y compañías digitales.
Para llegar a lo más alto no es necesario tocar las nubes. La montaña nos proporciona momentos increibles para los que no es necesario realizar proeza alguna. El camino nos brinda toda clase de satisfacciones si sabemos apreciarlas.
Pero también es posible enfrentarse al camino duro, al que está por hacer, al que nos pone al límite de las fuerzas. Es una búsqueda de la belleza en una forma que no todo el mundo puede comprender. Lo fácil no siempre es lo mejor. En Montaña Palentina hemos aprendido esa verdad a lo largo de generaciones. Y lo ponemos en pràctica.
Hay caminos de todo tipo y tantas formas de recorrerlos como sitios a los que llegar. Incluso, donde aparentemente no existen, los montañeses sabemos que siempre pueden abrirse con voluntad y colaboración. Cuando la única certidumbre es que todo es incierto, en Montaña Palentina sabemos con certeza que queremos seguir abriendo caminos.
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